El origen de los derechos humanos

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Mónica Barajas*

En los pueblos gobernados por reyes o emperadores, el reino contiene una muy pequeña minoría de nobles, los cuales en su mayoría tienen algún parentesco con la familia real.

Entre el resto de las y los habitantes se encontraban los encargados de educar la fe a los dioses, también llamados sacerdotes, el ejército, los campesinos, los herreros, los carpinteros, los ceramistas, los comerciantes pobres o medianamente ricos. También había prostitutas, mendigos y esclavos. Era parte de mucho, el resto era un pueblo de plebeyos de todas clases sociales.

En tiempos antiguos existían varias figuras con funciones un poco distintas (otras no tanto) a las actuales, los artistas tenían la labor de decorar y deleitar la vida de los reyes y los lugares sagrados; los sabios y los filósofos, cuyo oficio era pensar, estudiar fenómenos físicos, astrológicos, sociales, históricos; además los consejeros, ellos tenían por actividad el estudiar, aconsejar a los reyes o gobernantes, pero estos también se dejaban influenciar por sacerdotes o chamanes.

Sin embargo, algo que los reinos de la actualidad tienen en común, con los del pasado, es que los habitantes en mayor o menor medida pagan impuestos, obedecen leyes y tienen algunos derechos básicos; los cuales pueden ser eliminados si es considerado conveniente por los reyes.

Se cuenta que en Babilonia vivió hace más de 2,500 años un rey llamado Ciro el Grande; él liberó a los esclavos, declaró que todas las personas tenían el derecho a escoger su propia religión, y estableció la igualdad racial. Éstos y otros decretos fueron grabados en un cilindro de barro cocido, en lenguaje acadio con escritura cuneiforme. Por primera vez  los esclavos y esclavas podían elegir como vivir su vida, se podría decir era el inicio de los DERECHOS HUMANOS.

Después, un hombre llamado Jesús hablo de equidad y amor. Estas ideas eran (y hasta cierto punto, aún lo son) totalmente radicales en su tiempo, en su pueblo hablar de equidad significaba la delimitación del poder del hombre sobre la mujer, cuestionaba el pago de impuestos, hablaba de la armonía entre las personas y entre los pueblos, el derecho a ser feliz, y también sobre la compasión hacia los enfermos, y aquellos discriminados por la sociedad. La respuesta de las autoridades fue clara y contundente: Jesús fue crucificado.

No es tarea fácil hablar sobre derechos humanos, especialmente el que sean respetados,  aunque se han establecido decretos por parte de los gobiernos, no es sino hasta en épocas más recientes que en lugares como América Latina, que se habla formalmente sobre la importancia y legislación de los Derechos Humanos; pero sobre eso escribiremos en una siguiente entrega.

*Secretaria de Proceder A.C.