Perriodismo

Nos cayó como anillo al dedo

 

Ya mucho se ha hablado y escrito del COVID-19, virus iniciado en China que se convirtió en una pandemia en pocos meses y que ahora mismo tiene en jaque a diversos países del mundo, incluídos países desarrollados colo lo son Estados Unidos, España e Italia. En redes sociales hemos visto el grito desesperado de sus habitantes, solicitando ayuda y narrando desgarradoras historias de personas que han fallecido a causa de ésta enfermedad que hasta hace poco era desconocida completamente.

A pesar de lo anterior, en México pasaron varias semanas para que el presidente de la República comenzara a tomar medidas serias para contener la pandemia, que como en efecto dominó, alcanzaba país tras país de una manera rápida y consistente.

Muchos rumores se hicieron alrededor del porqué nuestro gobierno no actuaba como debía, incluso hubo quienes argumentaron según sus fuentes que el presidente López Obrador no creía que éste virus fuera real, y aunque esto suene difícil de creer, resultaba muy congruente con el actuar del presidente, que hasta la primera semana de Abril en la que escribo ésta columna, no ha cancelado sus giras que más bien parecen artísticas que de trabajo, además, en momentos en los que otros países ya se encontraban en una etapa de contagio masivo, nuestro presidente grababa un video en el que aseguraba que todo estaba bien y que no había necesidad de cancelar eventos ni mucho menos, es más, hasta se le ocurrió decir que los mexicanos no debíamos dejarnos de abrazar y besar, mientras que a él frecuentemente se le criticaba por abrazar y besar niños, niñas y personas de la tercera edad en plena contingencia.

Durante varios días nuestro presidente ocupaba portadas de medios internacionales, señalado por su actuar poco sensato e inteligente frente a una pandemia que estaba acabando con la vida de cientos de personas alrededor del mundo. No fue hasta que la OMS anunció que México entraría a la etapa 2 de la pandemia cuando se vio un cambio radical en las señales del gobierno mexicano hacia la población, pues de un día para otro pasamos de un «todo está bien, hay que seguirnos abrazando», a un «No salgan de sus casas, es la última oportunidad de contener el virus». Fue un cambio bastante drástico el del gobierno de México.

Y aunque sé que lo anterior parece sorprendente, el presidente López Obrador nos sigue demostrando que la realidad supera la ficción y que de verdad va en serio eso de quitarle algunas medallas al ex presidente Peña Nieto, pues en una de sus conferencias matutinas, se le ocurrió decir que esta pandemia «nos cayó como anillo al dedo», según él porque le permitiría demostrar la verdadera vocación de la que el llama «la cuarta transformación».

Ya el presidente nos ha demostrado que lo políticamente correcto no existe para él, dice lo que piensa y muchas otras veces dice hasta lo que no piensa, pero me parece absolutamente terrible que la línea discursiva del presidente sea en muchísimas ocasiones insensible y poco generosa con las y los mexicanos que día a día sufren. En ésta ocasión fue el turno de las personas que fueron víctimas del COVID-19, pero así ha sido también con las víctimas de la delincuencia organizada, entre otros.

Ya no le pedimos al presidente que le ponga corazón a las políticas públicas y las acciones de su gobierno, porque parece que eso implica mucho esfuerzo para él, pero por lo menos le pedimos que sea sensible con las y los mexicanos.

Salir de la versión móvil