Perriodismo

El violador eres tú, soy yo, somos todos

Y la culpa no era mía…

Datos como estos abundan, día con día, las cifras van aumentando; yo no tenía ni 12 años cuando viví mi primera experiencia de violencia por el simple hecho de ser mujer, y siempre en conversaciones con otras mujeres abundan las anécdotas de violencia sexual que han experimentado desde niñas.

¿Tengo yo la culpa por haber estado jugando en la calle “resorte”, cuando un hombre desconocido desde una construcción me mostró sus partes íntimas?

Fátima estaba esperando a su mamá afuera de su escuela, Ingrid estaba molesta con su esposo porque llevaba días ebrio, Vanessa solo tomó un taxi, y así las demás mujeres víctimas; díganme ustedes, ¿ellas tuvieron la culpa de haber sido asesinadas por ser mujeres?

Ni dónde estaba…

Entonces, ¿no estoy segura en mi casa? Es de suponerse que el hogar es el medio más seguro para el desarrollo de la personalidad, pero no es igual para todos, ya que la mayoría de los feminicidios son cometidos por familiares o parejas de las víctimas, en sus propias casas.

Aquí debo explicarles, que la diferencia entre el homicidio y el feminicidio es la violencia de género, el Código Penal Federal refiere que se consideran razones de género cuando:

  1. La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
  2. A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;
  3. Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;
  4. Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza;
  5. Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima; 
  6. La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida; 
  7.  El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.

Por lo tanto, no es que se minimicen los casos de homicidio en comparación con los feminicidios, aquí el punto relevante es la violencia por razones de género, nadie tiene derecho a sufrir atentados contra su vida, pero tampoco ninguna mujer debe estar expuesta a la violencia de género, que es donde comienza el problema real.

Ni como vestía…

Fátima vestía uniforme escolar cuando fue asesinada, Karla tenía pijama cuando su tío la violó para después estrangularla, Ingrid llevaba short cuando su pareja la desolló, Vanessa vestía pantalón.

La violencia de género no diferencia formas de vestir, está presente en contra de todas las mujeres, sin diferenciar que portan; los feminicidios se han cometido sin importar la ropa que vestían las víctimas, es la violencia la que no hace distinciones.

El violador eres tú…

Todos los somos, porque nos burlamos de la violencia de género, porque compartimos por morbo las fotos de mujeres víctimas, porque hemos minimizado el daño causado por los feminicidios, hemos juzgado los destrozos a los monumentos nacionales, no enfrentamos el problema, preferimos ver cómo va la rifa del avión presidencial y hacemos memes de las marchas feministas.

Sí, somos todos, tú y yo, que aún cuando he sido víctima también de la violencia de género, no alcanzo a comprender el sufrimiento de las madres, los padres, los hermanos, los amigos y amigas de todas las víctimas de este gran problema.

¿Cuál es la solución? ¿Dejar de rayar los monumentos, no rifar el avión? ¿No salir en falda en la noche? ¿Avisar cuando llegué a mi casa? ¿Decirle a mi hermana que active su ubicación real?

La solución no es solo ser feminista, la solución también radica en derrocar todas las estructuras masculinas que ha establecido el patriarcado, y promover las nuevas masculinidades, en las que los hombres también hacen labores del hogar, en donde también puedan expresar sus sentimientos, hombres que sepan que no son los proveedores totales de las familias.

Se debe sanar de manera profunda la conciencia tanto de mujeres y hombres, solo así se podrá empezar a detener este problema social; no depende todo del gobierno, como sociedad debemos tomar responsabilidad para reestructurarnos y emerger con nuevas conciencias.

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