Estamos por finalizar el año 2019, y entrando prácticamente a la recta final de la década. Estos años que pasaron han sido determinantes para el rumbo que hoy llevamos como país. Concluimos el segundo y último sexenio del PAN, revivimos por medio de Enrique Peña Nieto el inestable y corrupto sistema de gobierno que tanto daño nos hizo en el pasado y que al final nos llevó a elegir como nuestro presidente a un hombre de izquierda, que hasta la fecha no envía señales aún de ser un líder verdaderamente demócrata.
Aunado a lo anterior, cambios drásticos en la estructura social y en los avances tecnológicos y de comunicación, han logrado que las generaciones actuales estemos más informadas y preparadas para afrontar los problemáticas del día a día. Es por todo lo anterior que pienso, que en el ajetreo de todos los días, vale mucho la pena detenerse a reflexionar hacia dónde estamos caminando.
En los últimos años, varios liderazgos del país han logrado generar acciones que destacan por ser poco comunes en política. Señalar la corrupción con todas sus letras, ser defensores de los derechos humanos, e incluso tener una manera muy simpática para comunicar, ha sido el detonante para que estos personajes hayan logrado hacerse de cierto respaldo social, mismo que les ha permitido lograr espacios de poder que antes difícilmente se podían obtener sin negociar con los partidos o las cúpulas del poder, algunos casos son el del gobernador Enrique Alfaro de Jalisco, Javier Corral de Chihuahua, quienes se han distinguido por combatir la corrupción en sus respectivos estados, pero también se vislumbra el caso de Cuauhtémoc Blanco, quien siendo un ex futbolista bastante polémico, logró ser presidente municipal de Cuernavaca y ahora mismo gobernador de Morelos. Otro de los grandes cambios es la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, y aunque no es santo de mi devoción, debo admitir que su triunfo generó la expectativa en la ciudadanía de que es posible derrotar al régimen.
Todo lo anterior no se pudo lograr de la noche a la mañana, todos los avances democráticos que hemos tenido hasta la fecha, han sido consecuencia de lucha de muchos años, inclusive de muertes y otros sacrificios. Hace no mucho tiempo era imposible pensar que la oposición podía ganar una diputación local o una presidencia municipal, mucho menos una gubernatura, es por esto que resulta de vital importancia definir el día de hoy hacia dónde queremos ir, así como lo que queremos y defender.
Aunque hay quienes se oponen al avance de la democracia, quienes nos consideramos demócratas de verdad, debemos comprometernos en éste año que inicia a no repetir los errores del pasado, como decía el ilustre fundador del PAN, Manuel Gómez Morín “…que la confusión no oscurezca la claridad de nuestra posición doctrinal de fondo, que el ardimiento mismo de la lucha no fomente impaciencias destructoras, que el simple apetito no se mezcle en el propósito…” y es que, en el momento que vivimos, no tenemos permitido fallar y mucho menos retroceder a las viejas prácticas para ensanchar los bolsillos u obtener un beneficio personal. Debemos dejar atrás los tiempos en los que unos cuantos decidían por sobre las mayorías, donde las candidaturas se repartían entre no más de 5 personas en una mesa, como si se tratase de cualquier juego de mesa, debemos dejar atrás los tiempos en los que pensábamos que pagándole a los medios de comunicación para que hablaran bien o mal de alguien era una estrategia efectiva para ganar votos, sin pensar en el brutal daño que podíamos ocasionarle a alguien o incluso el terrible engaño que patrocinábamos para convencer a los votantes que aspiramos a gobernar.
Es importantísimo que las viejas prácticas no regresen, que limpiemos la política de corruptos y ladrones interesados, y sigamos combativos y firmes en la brega de eternidad que voluntariamente elegimos, sin importar nuestro destino final, porque la política es la herramienta más generosa que tiene el ser humano para ayudar al prójimo y en un país como el nuestro, con tantas carencias y necesidades, no podemos retroceder ni un solo paso. ¡Feliz 2020!