Los seres humanos estamos hechos de energía. Cuando nos movemos o cuando comemos, estamos liberando algún tipo de energía, que también trasmitimos. en forma de calor o de electricidad.
Una forma de pasar esa energía a los otros es cuando las personas se tocan. El abrazo, por ejemplo libera esa energía. Permite que dos cuerpos sientan el latido del corazón, uno del otro, situación que sin el abrazo, no puede sentirse. Por eso, para sentir al otro, hay que abrazarlo. El abrazo debe ser fuerte para que sea contenedor y a la vez, libere, porque permite conservar el ser como uno solo, sin que se rompa a pedazos. El abrazo también es depurativo, porque desahoga el daño y los miedos acumulados mediante el flujo de energía que pasa de una persona a otra. Cuando una madre o un padre abrazan a su hija o hijo, le dicen en ese gesto todo el amor que pueden tenerle. El abrazo es necesario, es parte de ser humano y también es parte de crecer.
Cuando abrazas, tu hijo, hija, amigo, amiga o pareja, siente tu energía y la comparte contigo, te da y recibe, recibe y da, en un intercambio de electricidad que hace vibrar el cuerpo, que da calor y luz. Porque el abrazo no es un acto egoísta, sino un espacio de tiempo donde uno se da al otro y recibe a cambio al otro ser al que se ha dado. No hay en esa acción nada mas que energía.
Otras formas de hacer fluir la energía, son los abrazos donde las personas se tocan sin tocarse, porque se tocan de otra forma. Una persona puede tocar a otra con las palabras o con las acciones y con eso fluye también la energía.
Mis hijos me abrazan con sus bromas y apodos, que son los códigos mediante los cuales nos comunicamos y nos decimos lo mucho que nos queremos. No todos pueden entender estos abrazos, pero entre nosotros, la energía fluye y hace que sintamos que todo está bien.
Durante el tiempo que he estado en El Salvador, he sentido muchos abrazos. Evleyn, por ejemplo, abraza con sus diáfanas carcajadas que hacen vibrar las partículas del aire y trasmiten alegría. Becky, abraza con sus silencios y con sus sencillez y sus bromas llenas de inocencia. Jenny abraza con su amor a los libros y el Lic. Leo, con su búsqueda de mejores formas de hacer su tarea de profesor. Sandra, abraza con sus consejos, siempre sabios y siempre buscando que las cosas se hagan pronto y bien. Esperanza, abraza con su preocupación por los demás y Bryan, con su capacidad de asombro y sus muchas preguntas sobre México. Ariel, abraza con todo su conocimiento acerca de reptiles y dinosaurios. No hay nadie que sepa más que él en estos menesteres. Rosita, abraza con su amor a la vida y con esa chispa que hay en sus ojos que me dicen que entiende lo que le platico.
Mis amigos y mi familia, allá en Colima, también saben dar abrazos.Me abrazan cuando me dicen que ya quieren verme, cuando me mandan mensajes y cuando leen lo que escribo. Abrazan bonito, fuerte, con mucho calor, porque la gente que ama lo que hace y que se preocupa por los demás y por su entorno, es buena para abrazar. Y a veces, lo único que se necesita para seguir adelante, es un abrazo.