En este 25 de noviembre

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Desde hace algún tiempo, organismos que vigilan la situación de la violencia hacia las mujeres en el estado de Colima, han denunciado los casos de violencia extrema hacia personas de sexo femenino. Algunos de estos casos, al llegar hasta el homicidio, pueden tipificarse como feminicidios, sin embargo, no se ha hecho lo necesario para visibilizarlos, porque faltan elementos de análisis. Las razones de género por las cuales debe tipificarse el feminicidio en Colima, han sido, entre otras cosas, que la víctima ha tenido una relación de parentesco con el agresor, que la mujer ha sido víctima de violencia sexual y/o que su cuerpo ha quedado desnudo y/o expuesto en la vía pública.

No solo en Colima pasan estas cosas. Según Sara Lovera, en un estudio presentado por la SEGOB, INMujeres y ONUMujeres, hay un promedio de entre 7 y 13 mujeres por cada cien mil, asesinadas por día en México. Chihuahua, Chiapas, Morelos y Estado de México encabezan las listas. A estos estados, se suman, por los incrementos que ha habido en este año, los estados de: Colima, Tlaxcala, Hidalgo, Tamaulipas, Sinaloa, Oaxaca, Nayarit, San Luis Potosí y Sonora. Las tasas más bajas de asesinatos suceden en Aguascalientes y Yucatán.

En 2015 hubo 21 casos de mujeres asesinadas en Colima. A marzo de este año ya iban 25. Pero no todos los asesinatos de mujeres son tipificados como feminicidios. En el sistema de procuración de justicia no necesariamente se juzga de esa manera. El sistema legal es engorroso, difícil, complicado, para declarar un feminicidio. En México, solo hay 14 estados donde se puede acreditar el feminicidio como delito, por eso, de las miles de muertes que suceden en el año, son muy pocas las personas detenidas y sentenciadas por ese hecho.

Las cifras oficiales dicen que el fenómeno ha disminuido, basados en las actas de defunción de las mujeres asesinadas. Son mujeres que mueren en manos de los hombres, pero las sentencias que reciben los agresores no tipifican el delito como feminicidio. Bien dicen las feministas que lo que no se nombra no existe.

Los lugares donde es más común que exista violencia hacia las mujeres son la vía pública y los hogares. De acuerdo a las estadísticas oficiales, en la vía pública ha disminuido las cifras los últimos años. Sin embargo, en los hogares ha aumentado. Detrás de la puerta, dentro de las viviendas, la violencia prevalece. Pareciera que el lugar más peligroso para una mujer es su casa. La violencia empieza con insultos y se va agravando hasta que llega a las lesiones y al asesinato.

Los decesos han sido por arma de fuego, acuchillamiento y estrangulamiento. Son las formas más comunes que usan los asesinos de mujeres.

Las ideas respecto a lo que deben ser los hombres y las mujeres, arraigadas en ideas tradicionales y retrógradas respecto a lo que deben ser las relaciones de pareja es lo que ha propiciado esta violencia. Los roles de género que no se cumplen de acuerdo a los estereotipos imperantes son los que fortalecen la idea de que a las mujeres se les debe corregir y regular desde la voluntad masculina, porque “no entienden” de otra manera. El sentido de propiedad que los hombres tienen sobre las mujeres es lo que las hace vulnerables.

Es imperante educar a hombres y mujeres en nuestro país. Esta violencia debe de acabarse. Existen otras formas de dirimir las diferencias entre los seres humanos.

En este 25 de noviembre, debemos pronunciarnos en contra del feminicidio hacia las mujeres y a favor de una justicia pronta y expedita para sus familias, pugnar por una alerta de género que permita educar a la población en torno a mejores formas de convivencia humana y por el fortalecimiento de los hogares colimenses, desde una perspectiva de género, para asegurar la vida y la integridad de las mujeres en nuestro estado.