Paco Rodríguez tenía una pintoresca metáfora para referirse al gobierno de Mario Anguiano: los tres alegres compadres y los tres vicegobernadores. El exdiputado decía que tres compadres monopolizaban el poder político en el Estado: Mario, Martín Flores y García Rincón. Pero como Mario no tenía liderazgo ni decisión, eran tres los vicegobernadores: Rafa Gutiérrez, Orozco Alfaro, y Oscar Zurrosa.
Nacho no está muy alejado de su antecesor. El gobierno de Nacho es el gobierno de los cuates y el viejo PRI. Por un lado sus afinidades ideológicas, y por otro, el peso de una vieja guardia de políticos que no se puede sacudir.
El trabajo político de nacho parece consistir en tejerse una soga para el cuello. El gobernador que corre y toca la guitarra eléctrica jamás podrá renovar las formas de hacer política aliado con personajes como Arnoldo Ochoa o las estructuras más tradicionales del PRI. Por otro lado, sus afinidades con personalidades vinculadas a la élite del mundo empresarial alejan a su gobierno de la capacidad de ejercer un gobierno amplio, con un impacto contundente para el grueso de la población.
Por un lado los Brun, por otro el viejo grupo universidad, por encima un gobierno federal gris, sin presupuesto y sin credibilidad, y a la par, Romero Coello preparando trampolines para regresar a hacer carrera en Colima ¿Cómo se construye el equipo de Peralta?
La apuesta de Nacho fue demasiado riesgosa. Como si en nuestro sistema político no existieran instituciones formales, y como si en Colima no existieran cuadros valiosos, las posibilidades de Peralta se construyeron en torno a las cúpulas dependientes del gobierno federal y cacicazgos locales vetustos.
Nacho incorporó a Indira Vizcaíno a su equipo, y lejos de reformar el edificio de la administración pública parece haberse opacado. El gobernador dio señas de algunas intenciones de integrar cuadros más «profesionales» como la secretaría de movilidad, pero sin tocar un centímetro los aparatos de monopolio del transporte. Asigna puestos y presupuestos para los Cómo Vamos y reparte secretarías consideradas no importantes para estructuras de un partido en el que poco cree.
Desde arriba Nacho tiene el peso de las políticas de seguridad impuestas por el gobierno federal. No tiene capacidad de maniobra. Con el nuevo episodio de Videgaray, quien sabe si conserva llave maestra con la presidencia de la República, pero igual es una presidencia con fuertes problemas financieros y de legitimidad.
En la enchilada de alianzas políticas que Nacho está haciendo una de sus últimas adquisiciones ha sido Nicolás Contreras, un político que se ha esforzado en forjar una imagen de paladín independiente, por lo que probablemente solo existan dos consecuencias: el derrumbe del mito o la incapacidad de controlar el congreso.
¿Para quién gobierna Nacho? Parece que con una mano para los cuates, y con otra para los aliados. El gobernador actual no está muy lejos de lo que le pasó a Mario. Parece estar solo, y como en muchos otros ámbitos, la soledad es peligrosa.