Dilma Rousseff asegura que pasará a la historia no sólo como la primera Presidenta de Brasil, sino como alguien que “derrotó el golpe” de Estado.
En el Palacio Presidencial de la Alvorada, Rousseff, espera el desenlace de su juicio político en el Senado, con fecha de inicio para el 29 de agosto. La acusan de haber violado normas fiscales y de maquillar el déficit presupuestal.
No enfrenta acusaciones por enriquecimiento ilícito, pero se ha visto manchada por el gigantesco escándalo de corrupción en Petrobras, ya que un director de la petrolera estatal la acusó de conocer irregularidades en la compra de una refinería cuando encabezaba el Consejo de Administración de Petrobras.
Además, han surgido testimonios e indicios sobre manejo indebido de cuentas en las campañas electorales de Rousseff en 2010 y 2014.
Ante dichas acusaciones Dilma niega haber cometido algún delito o que tenga responsabilidad en la corrupción de Petrobras, argumentando que desconocía los hechos.
«Cuando no tienes ningún indicio para saber, no puedes ser responsabilizado», dijo en entrevista para BBC Mundo.
Lo que sí admite como necesario es un “mea culpa” de su Partido de los Trabajadores (PT), el cual surgió como una alternativa política de izquierda en Brasil y ahora varios de sus dirigentes están presos o investigados por corrupción.
“Creo que el sistema político de Brasil y el PT en particular tienen que hacer autocrítica y mea culpa. Porque de una cierta forma fue contaminado por la política tradicional».
Pese a lo anterior, calificó como “incorrecto” la “demonización” del PT, pues algunos de los que le han tirado a su partido “también tienen sus tejados de vidrio y ahora están siendo investigados».
Rousseff anunció que en esta semana lanzará una carta abierta al Senado y al pueblo brasileño comprometiéndose a apoyar un plebiscito para salir de la crisis política si la dejan volver al poder, mediante nuevas elecciones.
«Sólo puede haber una recomposición de la democracia en Brasil a través de la consulta popular», indicó.
Afirmó que hubo un “golpe” en su contra y que habrá más protestas al terminar su juicio político.
Dilma descartó renunciar a su mandato en las circunstancias actuales, pues dice, eso es lo que buscan sus adversarios. Además, abundó, tiene derecho a ejercer un mandato presidencial para el cual recibió 54.5 millones de votos.
Realizó una comparación implícita con Getúlio Vargas, que siendo presidente brasileño en 1954 se suicidó de un disparo en el corazón en medio de una grave crisis política.
«Creo que también voy a ser conocida», dice Rousseff, «como la primera mujer que pese a todo no se dio un tiro en el pecho y tampoco renunció».
Respecto a si asistirá a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos en el estadio de Maracaná, decidió que no irá para evitar disputar autoridad con Michael Temer, el presidente interino.
“Mi lugar era en la tribuna de honor, no sólo por ser Presidenta: porque en esto (de las Olimpiadas) quien trabajó fui yo», puntualizó.
(Con información de BBC Mundo)