El perdón

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Pido perdón por no callarme, pido perdón porque se que he paralizado las calles, como aquella vez que, marchando, obstruímos el tráfico en la carretera de doble carril y por lo menos unas tres horas, provocamos un caos vial. Pido perdón porque durante la huelga de hambre de mis compañeros universitarios, participé activamente, dando conferencias en el jardín, enseñándoles a las personas que iban a escucharnos, sobre los dineros perdidos de los fondos que a los trabajadores nos obligan a ahorrar en la Universidad de Colima y de lo que las autoridades universitarias no han querido dar cuenta.

Pido perdón porque en esas conferencias les mostramos a las personas las auditorías firmadas por los contralores del gobierno del estado, pido perdón porque esas auditorías decían que Fernando Moreno Peña, Gustavo Ceballos Llerenas y Juan José Guerrero Rolón, el que dicen que se murió, habían hecho disposición de fondos y porque en ese informe, decía que la universidad no pudo aclarar por que disponían de ese dinero.

Pido perdón porque en esa misma auditoría descubrimos que la Universidad de Colima emitía cheques a nombres de personas fantasmas y porque lo publiqué en el facebook; perdón porque también publiqué que en la auditoría descubrimos que en la universidad había tres cuentas con el nombre de FOSAP y solo una era el fideicomiso y las demás eran cuentas empresariales de donde el rector puede disponer de los recursos a discreción, sin tener que dar cuentas a los trabajadores del dinero que se nos retiene de nuestras quincenas. Perdón porque fuí cómplice de la demanda al gobernador, a quién obligamos con esa demanda, a entregar la auditoría firmada por sus contralores y sellada por el gobierno del estado.

Perdón, pero es que no quería dárnosla. Perdón porque reclamo transparencia en el FOSAP, porque marcho por las calles cada que pasa algo que me indigna. Perdón por enojarme por lo que pasó en Ayotzinapa dos veces, en 2011 y en 2014, perdón porque me indigna lo que sucedió en Tlatlaya y en Nochistlán Pido perdón porque todavía me acuerdo y me indigno por la masacre que hizo el ejército en Aguas Blancas, por la tortura infringída a las personas en Tlatlaya, por las matanzas de Tanhuato, Apatzingán, .

Pido perdón por lo mal pensada que soy y porque cada que hay narcobloqueos, asesinatos entre narcos y ejecuciones, pienso que el gobierno de mi país tiene algo que ver en eso, perdón porque me acuerdo de Acteal, del 68, de San Fernando, Tamaulipas, Perdón por hacer escándalo por eso y convocar a mis amigos a que se indignen conmigo. Pido perdón por ellos también, por hacerme caso, pido perdón porque cuando mis amigas me convocan a protestar, marchar, tomar el megáfono e indignarme, nunca les digo que no.

Perdón porque en la universidad he repartido volantes informando a la comunidad universitaria de los atropellos que cometen nuestras autoridades. Perdón por haberles dicho a mis compañeras de trabajo que deberían indignarse cuando nos recortaron los beneficios en el contrato colectivo de trabajo, cuando nos cambiaron las condiciones de trabajo, cuando nos impusieron la ley mordaza, que nos prohibe decir lo que pensamos y nos prohibe pensar distinto al grupo en el poder.

Perdón por decir joven Magaña y reírme, porque luego me acuerdo de la categoría teórica de joven y no lo veo reflejado en ella, perdón por pedirle a los diputados que no se aumenten el sueldo, perdón por decirles que es indignante que ellos ganen tanto dinero mientas en mi país hay gente que se muere de hambre.

Perdón por no creerle a Peña Nieto ¿Ustedes me creen? Yo tampoco.