Poder subordinado

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Cuarto poder, es la forma en la que fue denominada a la prensa en el siglo XVIII por Edmund Burke; antecedida por los 3 poderes conocidos como Ejecutivo, Legislativo y Judicial, este título le fue otorgado a la naturaleza informativa de toda sociedad por su temida capacidad de generar opinión pública e influir en los fenómenos y cambios sociales de toda nación.

Sin embargo, el periodismo moderno nace sin poderío, amordazado y perseguido, sabe que vivirá intranquilo cuando se vuelva incómodo, así que se ve dividido en dos bandos regidos por la ley de “plata o plomo” y en ninguno de ellos vive su libertad profesional, subsiste sometido o muere integro, pero al final no logra cumplir la vocación por la que escogió el camino de encontrar y revelar la verdad.

Desafortunadamente, en la mayoría de los casos la prensa se ha doblegado ante el mazo del gobierno y aunque es duramente criticada por esto, no tiene muchos caminos para elegir, no en un país donde decir la verdad es prácticamente convertirse en un delincuente. En los últimos años ha sido frecuente el asesinato y secuestro de periodistas que tenían como antecedentes haber sido amenazados por su espíritu crítico, pero en ninguno de los casos fueron salvados ¿Por qué?.

Es sencillo, su muerte manda un mensaje, un mensaje de represión y autoritarismo, es el equivalente a colgarlos de las 4 esquinas de la Alhóndiga de Granaditas y esperar que el miedo paralice a quienes tenían la intención de evidenciar a la figura equivocada, pero este mensaje nos duele a todos, cuando observamos impotentes que el primer paso hacia una mejor nación, no puede darse, pues una sociedad que ignora es lo más conveniente para un gobierno ahogado en corrupción como el nuestro.

El problema es que a pesar de la permanente lucha por los derechos de libertad de expresión, estos solo están otorgados en el papel y el rol dictador del Estado no ha claudicado a través de los siglos. Los avances constitucionales siempre retroceden ante nuevos métodos de represión, como si quienes lo conforman vivieran en otro país y no fueran a verse afectados por las duras consecuencias de la censura, pues una sociedad que carece de la profesional critica periodística está destinada a vivir sin una real democracia.