Mientras el ayuntamiento de Villa de Álvarez presidido por el priista Enrique Rojas Orozco «promueve y autoriza» conciertos de música grupera aunado a la permisividad del consumo de alcohol en vía pública, los eventos organizados por el centro comunitario Casa de la Lengua son reprimidos.
Así lo consideró Gabriel Martínez Campos, presidente de la organización Bios Iguana, quien lamentó que los jóvenes que acuden a este lugar sean «criminalizados» por las autoridades.
«(Hay un) permanente acoso y discriminación oficial que criminaliza por vestir diferente, tener tatuajes, piercing, tener preferencias artísticas y culturales propias a lo comercial (…) y reunirse en un espacio autogestivo», manifestó el activista.
De acuerdo a la versión de Casa de la Lengua, la noche del miércoles 25 de junio realizaron una presentación acústica en sus instalaciones, situadas en la colonia Burócratas, a donde acudieron aproximadamente 40 personas.
Esa noche, Arturo Guzmán González, uno de los coordinadores del centro, fue arrestado acusado de alterar el orden público.
«Los oficiales entraron a los terrenos de la propiedad sin ninguna orden e hicieron salir a Arturo, quien les explicaba que dicho evento ya había concluido pero aún así, ya fuera del espacio, fue detenido y llevado a los separos», explicaron.
Indicaron que entre los participantes del operativo estuvo Oswy René Delgado Rodríguez, director de Tránsito y Vialidad del municipio.
Una vez en el Complejo de Seguridad, Arturo confrontó al juez (quien determinó su detención por 36 horas) debido a su «falta de ética y de congruencia» porque dijo que confiaba en las palabras de los policías, mientras que él era ignorado.Guzmán González fue puesto en libertad a las 11 de la mañana.
Por tal razón, hicieron un llamado a los ciudadanos «para reflexionar acerca de lo peligroso que puede ser criminalizar las manifestaciones culturales de los adolescentes y jóvenes». Añadieron que ante ese panorama «de violencia, de represión, de despojo de nuestras garantías individuales, lo mejor que podemos hacer los ciudadanos es proteger a la ciudadanía».
«El incremento de la intolerancia y el abuso de poder es tal que, en éste 2014, la policía ha llegado al 100 por ciento de los eventos para intentar frenar nuestras actividades», comentaron.
Manifestaron que su respuesta siempre ha sido apegada a su derecho constitucional de la libre reunión pero los policías lanzan «amenazas, acoso y gritos contra el público asistente».
Finalmente, lamentaron la «doble moral» de quienes no toleran ese «tipo de manifestaciones culturales», puesto que si se tratara del ruido que generan «reprimirían también a los cientos de eventos y reuniones que se llevan a cabo cada semana en nuestra ciudad» como en el casino de los Burócratas o en el Megapalenque, ambos situados cerca de la Casa de la Lengua.
(Imagen: Alejandro González Cuevas)