El resurgimiento del conflicto por la rendición de cuentas claras sobre el FOSAP que protagoniza el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SUTUC) y la administración de la Universidad de Colima ha servido para poner de manifiesto una vez más de qué lado se encuentra la Federación de Estudiantes Colimenses (FEC).
Es por todas y todos sabido el maridaje político que ostenta esta organización con el Grupo Universidad, llámese sector del PRI o rectoría, según sea el puesto que tengan el momento, y es también muy notorio que el apoyo mutuo se ha intensificado en los últimos años a través de un intercambio de favores flagrante.
Actualmente, la FEC ostenta el monopolio del Servicio Social Universitario, el cual, muerto el Sorteo Loro, volvió a acreditarse por medio de horas de labores de atención a problemáticas específicas. De esta forma, el estudiantado despolitizado y ávido de cubrir sin mayores complicaciones el requisito que la Universidad le exige, se hace presente para sembrar árboles, limpiar calles o visitar a los colonos de las zonas populares. Sin saberlo, engrosan el corporativismo de la Federación de Estudiantes y ayudan a posicionar públicamente a su presidente.
A cambio de tales prerrogativas, la FEC no ha dudado en apoyar a quienes se las otorgan. En septiembre del pasado año, el Gobierno del Colima y el PRI Estatal organizaron una marcha “ciudadana” a favor de la Reforma Energética planteada por Enrique Peña Nieto. Los manifestantes estaban compuestos por burócratas, empleados del ayuntamiento y beneficiaros de apoyos sociales. Ahí estaban, sin falta, los dirigentes de la FEC y miembros de las sociedades de alumnos. Héctor Magaña en el pódium con la alta burocracia estatal. Se especulaba que habían ofrecido horas de culturales a los estudiantes que asistieran, cosa desmentida por la misma Federación, pero lo que sí es un hecho es que movilizaron a sus militantes más cercanos al mero estilo priista. El periodista Pedro Zamora habla de una lista en a que los estudiantes estaban buscando su nombre para que les pusieran asistencia al final de la marcha.
Pero volviendo con el asunto de la lucha sindical, al inicio de su resurgimiento, Héctor Magaña alzó la voz denunciando a las y los profesores que hablaban del problema en las aulas como trasgresores de los derechos estudiantiles, al quitarles minutos de clase e inmiscuirlos en asuntos no académicos. Al parecer, no se acordaba de los eventos organizados por las sociedades de alumnos y la misma Federación en la que sacan de clases a las y los muchachos, o de la antes mencionada marcha organizada por el PRI de Colima. No contento con esto, llamó a los miembros de sus planillas para que avisaran a las autoridades escolares a cualquier maestro que hablara del tema en horarios de clase. Vigilancia fascistoide que raya en lo ridículo o en lo perverso, si atando cabos caemos en la cuenta de la manipulación del líder estudiantil por parte de las cúpulas universitarias.
Hace unas semanas, en un desayuno para presidentes de las sociedades de alumnos que organizó la FEC junto con la rectoría, Magaña, sin discutirlo antes con los que dice representar, dijo lo siguiente: “He tomado la determinación, compañeros estudiantes, de asumir esta lucha del lado del señor Rector, porque estoy convencido que la razón y la justicia están con los hombres que hablan con la verdad y cumplen su palabra. (…) Los invito a que asuman su responsabilidad histórica; les pido que actúen y defiendan a la Federación y a la UdeC, a la que todos, absolutamente todos nos debemos”. En términos más llanos, ofrece al rector todo su aparato corporativo para defender los intereses del pequeño grupo enquistado en los altos cargos universitarios.
La FEC, el Grupo Universidad y el PRI cierran cada vez más sus filas con miras al 2015. ¿Qué le depara a la Universidad de Colima este 2014? ¿Qué sucederá con las disidencias (políticas, estudiantiles, laborales) cada vez más enfrentadas a los oficialistas? Un gran reto para el año que comienza.
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* Consejero Universitario de la Facultad de Pedagogía.