El barrio ‘La España’: una lucha constante contra el estigma

0
10001

Mientras los medios de comunicación daban seguimiento a la fiesta de XV años de Rubí, la adolescente potosina que vivió sus cinco minutos de fama desde las redes sociales, los preparativos fin de año y la lista de los deseos para este 2017 eran parte de las conversaciones entre las familias que el gasolinazo paso desapercibido que irrumpió la tranquilidad de los vecinos de la calle España, la noche del lunes 2 y jueves 5 de enero las ráfagas de un arma letal les recordó lo vulnerables que somos los seres humanos ante un hecho de esta naturaleza.

Otra vez este barrio popular se volvió noticia, a diferencia de otras ocasiones la violencia generada por los grupos delictivos dejo víctimas a su paso.

Lo que la gente cuenta

-Esa noche recibía la visita de familiares de Guadalajara al escuchar las detonaciones corrimos al corral, gracias a Dios que el automóvil contuvo uno de los disparos, sino hubiera más víctimas de la tragedia, exclama Lupita.

-El sonido de las ráfagas nunca los volveré a olvidar, solamente las había escuchado en la televisión, Fernanda.

-Hasta cuando volveremos a vivir en paz, en esta lucha sin vencedores, exclama Darío.

Entre el cielo y el infierno

Hace más de 20 años este barrio quedo inmortalizado en la obra literaria España, la calle de Salvador Márquez Gileta, editada por la editorial Praxis en 1995, narra la vida y los amores de Leonardo Rivas, La Chula Linda, teniendo como fondo musical las melodías de Juan Gabriel, Lupita Dalessio y Lucha Villa, a esta obra se uniría la recreación literaria de Las Andanzas del Indio Alonso de Alfredo Montaño, editada por Edamex en 1995.

Este vecindario en los años setentas servía para señalar los límites “de la ciudad de las Palmeras” en su primer cuadro, junto con las calles Moctezuma, Xicoténcatl y José Antonio Díaz se establecía la llamada zona de tolerancia, en donde bares y cantinas albergaban a los trasnochados al son de la música de la Sonora Santanera y sus grandes éxitos mientras ríos de vino y cerveza corrían por la garganta de los aficionados a la vida nocturna.

Años después ésta fue trasladada a un kilómetro de distancia a un predio conocido El Manchón con un jardín al centro que en ocasiones ha servido de cancha deportiva, cercada con una caseta policiaca a la entrada tal como permanece actualmente. La calle España se conectaba con la calle José Antonio Díaz dando paso a un trayecto comercial que desembocaba en la Antigua Central.

Este barrio ha sido durante muchos años el hogar para muchas familias que empezaron a construir su patrimonio con trabajo y esfuerzo, entre ellas las familias Guzmán, Espíritu, Delgadillo, Ramos, Mestas, Loaiza, Pérez, Garibay, Álvarez, entre otras que cada día se levantan para apoyar la economía local.

En el periodo gubernamental de Griselda Álvarez en el poder ejecutivo en 1979-85, una de sus grandes obras fue el rescate de las huertas de mango, tamarindo, cocoyules, que se encontraban a espaldas de las calles las Huertas, Primavera y España que eran propiedad de las familias Guzmán y Garibay para conformar el Parque Regional, el cual se convertiría en el pulmón ecológico de la zona conurbada hasta estos días, este proyecto podría en jaque a otra vecina que atemorizada porque el zoológico estaría a espaldas de su casa, lanzó una campaña de firmas para que los encargados del proyecto no pusieran las jaulas atrás de las casas, su miedo era ser comida por el león, una de las atracciones del zoológico.

Conforme la mancha urbana creció este barrio se convirtió en el pasillo para acceder caminando a la central suburbana Los Rojos para quienes desean regresar a su comunidad, o para quienes desean pagar su manda al Señor de la Expiración del Rancho de Villa cada martes.

Con el paso de los años el estigma de la zona de tolerancia se fue dando paso a otro donde los jóvenes eran llamados pandilleros, pero todo esto sería arrasado por la tragedia de la noche más oscura y larga en la memoria del pueblo colimense.

Muchas de las casas del barrio de La España como otras de la capital eran de adobe y teja mantenían a raya las altas temperaturas de mayo a agosto, pero serían devastadas en la noche del 21 de enero del 2003 en el gobierno de Fernando Moreno Peña (1997-2003), las paredes de éstas casas habían resistido anteriormente los sismos de 1985 y 1995, ante la magnitud de este hecho telúrico no pudieron mantenerse en pie dejando familias enteras sin protección, desamparadas ante la desgracia humana sin un techo donde resguardarse del sereno de la noche triste para los vecinos de la Antigua Villa de Colima, en un cerrar de ojos vieron su patrimonio hecho polvo en las banquetas ante los movimiento de la tierra.

Esa noche doña Estela, vecina de la calle Moctezuma, estaba lejos de saber que sería la última vez en vida vería a su hija, quién se detuvo en el Deposito Omar de doña Isabel Loaiza a cambiar el billete para pagar los pasajes del camión que las llevaría a visitar al santo patrono del Rancho de Villa, que no vio cuando la barda de la casa de la familia de los Mestas le cayó encima quitándole la vida.

La noticia trascendió las fronteras de la república mexicana, en el continente europeo se llegó a pensar que en esta calle residían ciudadanos originarios de España, esto por la nomenclatura del barrio las imágenes que se transmitían por la televisión hicieron creer a más de alguno.

Esta calle volvió a renacer de las cenizas y a ponerse de pie en el tiempo que las autoridades dieran el visto buen para llevarla a cabo, con los años han sido las mujeres que por alguna forma han sobrepasado a los hombres ya sea por su trabajo o por la labor social desinteresada en este microcosmos.

Los habitantes de este vecindario siguen esperando para que la Sedatu, la Secretaría de Cultura y el Ayuntamiento de Colima inviertan para reconstruir el tejido social donde los niños, niñas, adolescentes, mujeres, jóvenes y adultos puedan contar con espacios recreativos y culturales como bibliotecas públicas con acceso internet, jardines con juego recreativos para la sana convivencia así centro comunitario para toda la familias en los lotes baldíos ubicados en la calle Pedro Ogazón esquina con la calle España, o en esta misma calle donde una empresa llantera tiene un lote baldío o bien en el solar de la calle Moctezuma la adquisición de estos viene por parte de las autoridades le ayudarían a cambiar el rostro a estos barrios que luchan por dignidad día a día con trabajo y esfuerzo a pesar de las adversidades por una vida libre de violencia y discriminación.