Ser madre es una función biológica y social, a la que cada cultura le da significaciones muy particulares. Las funciones más importantes que debe cumplir una madre son la perpetuación de la especie y la transmisión de valores culturales de una generación a otra. Gestar y Parir un hijo solo pueden hacerlo las mujeres, por lo que eso nos hace absolutamente necesarias en nuestra sociedad. Somos el horno para bollos, como dicen. Somos importantes porque somos la fábrica de los hijos de los hombres. Nuestros hijos no llevan nuestro nombre ni el de nuestras madres ni el de nuestras abuelas. Son los varones los que se perpetúan con los hijos. Sus nombres y apellidos prevalecen. Nuestra función es hacer hijos para los hombres, formarlos, tal y como se necesita que sean los hombres y mujeres en nuestras sociedades.
Las mujeres estamos, socialmente hablando, ligadas a un rol que nos impone la maternidad. No se concibe a las mujeres sino es como madre-esposas. Mas aún, como madres, no se conciben de otra manera mas que puro amor y entrega total a los hijos. Las mujeres, al ser educadas como seres para otros, no existimos si no es a través de los demás. Existimos a través de los hijos. Sus metas, alcances, tristezas y éxitos son nuestros, porque no tenemos una vida propia ni metas individuales que perseguir. Nuestra meta, son los hijos.
En varios lugares del mundo, hay un movimiento interesante para desmitificar, no solo el día de las madres, sino todo el concepto que se ha creado en torno a esta función biológica y social.
Dejar de pensar en la madre como la dulce y abnegada y empezar a considerarla como un ser humano que se enoja, que trabaja y que se cansa de los hijos es un primer paso para la desmitificación. Hay quienes con buen humor buscan opciones: El manifiesto de las malamadres, un blog español muy divertido, es un ejemplo de ello: “Detrás de toda #malamadre hay un #buenpadre, que cocina mal pero lo intenta, que no combina colores y que es sordo como una tapia por las noches. Detrás de toda #malamadre hay una #buenaabuela que lo critica todo, pero con amor. Detrás de toda #malamadre hay una #buenahija o #buenhijo o dos o tres (si está loca), que tiene pilas inagotables, come y duerme cuando quiere y manda sobre todas las cosas. Pero, sobre todo, detrás de toda #malamadre, hay una sociedad que te mira de reojo porque ´no cumples las normas´, tienes metas en la vida y planes donde no entran tus hijos”.
La sociedad y la cultura es la que plantea las funciones y roles de hombres y mujeres, la que dicta el deber ser de los miembros activos de esa sociedad. Esa sociedad y esa cultura la construimos entre todos y somos los seres humanos los que marcamos la pauta.
Trasmitir valores, por ejemplo, es una acción en la que contribuimos todos. Hombres y mujeres de una generación, trasmitimos a otras, más nuevas, nuestra forma de ser y de pensar. Educamos con acciones u omisiones, con nuestra presencia o nuestra ausencia, con lo que decimos y con lo que no decimos, por lo que educar a los hijos no es un acto exclusivo de las mujeres.
¿Queremos seguir teniendo un día para la madre abnegada y buena, que se sacrifica por todos o vamos cambiando estos esquemas consumistas, que lo único que piden es que, para lavar las culpas hay que dar regalos este día?