Por primera vez, el Partido Acción Nacional representa la mayoría en el congreso y sus diputados han tardado más en instalarse que en hacerlo valer, desde la destitución de trabajadores del congreso hasta el punto de cambiar las chapas del edificio por si los “viejos inquilinos” se les ocurriera volver. Desde luego, todo fundamentado en las atribuciones legales que les competen, pero que al final del día han convertido la transición de legislatura en un innecesario proceso azaroso.
Liderados por Martha Sosa, quien es diputada local, líder de la fracción panista, presidenta de la mesa directiva y probablemente presidenta de la comisión de gobierno interno, los panistas se han visto respaldados para tomar actitudes altaneras en decisiones acaloradas sin temor a sufrir alguna consecuencia.
Sin embargo, aunque me alegra que el PRI esté del otro lado de la barrera, no concuerdo con las decisiones precipitadas que los azules están tomando, pues el único mensaje que están mandando es que estaban “hambreados” y en el primer instante en el que reciben una cuota de poder, quieren comerse al mundo.
Es menester señalar que detrás de estas actitudes deben existir buenas razones y no simplemente una mala asesoría, como en su momento lo mencionó la ex directora de procesos legislativos, Juana Hernández, quien lo único acertado que dijo fue que el PAN estaba demostrando actuar con venganza, pero la duda que me embarga es ¿Actúan así para darle alivio a todos aquellos que anhelábamos ver al PRI fuera del gobierno del estado y nos quedamos con las ganas? Me cuesta creer que teniendo tanta experiencia en la palestra política, la fracción del PAN estuviera dejándose llevar tan por resentimientos y orgullo de forma tan desbocada y evidente.
Además, no debemos olvidar que parte de la reciente deuda adquirida se la debemos (por acción u omisión) a la fracción panista, así como que su partido postuló como candidato a gobernador al peor elemento que pudieran pertenecer a sus filas, destacando que el PAN cuenta con muchos militantes que fácilmente hubieran representado con dignidad a su partido, sin embargo dejaron entre la espada y la pared a los electores que no querían ver gobernando de nuevo al PRI, pero que tampoco se sentían aliviados de votar por Jorge Luis Preciado.
Entonces, vale la pena preguntarnos si el avasallador actuar del PAN es legítimo o pretende legitimarse, que no es lo mismo. Y es que es difícil distinguir cuál de los dos partidos (PRI/PAN) es en verdad aliado de los ciudadanos y no simplemente compadres que están tratando de demostrar como peleadores de lucha libre que uno es el bueno y el otro el malo, pero que al final son parte del mismo teatro.